domingo, 23 de mayo de 2010

UN CAPELLAN DE FALANGE


Fue notable la actuación de muchos hombres de Dios encuadrados en las distintas unidades que formaban el Ejército Nacional durante la Cruzada de Liberación. Algunos casos son más conocidos, como los jesuitas Padres Huidobro y Caballero, en la 4º y 10º Banderas de la Legión respectivamente, otros no lo son tanto.

En esta ocasión haré mención al presbítero D. Salvador Torrijos Berges, capellán de Falange. Fue de los primeros sacerdotes en acudir al cuartel maño de Castillejos y, siendo ya capellán de Falange tomó parte en la conquista de Belchite y Codo tras lo que pidió y consiguió destino en la columna de falangistas que, al mando de Sagardía salió de San Sebastián. Al ser nombrado Alférez- Capellán se le destinó a la sexta Bandera de Castilla, por entonces de guarnición cerca de Toledo. Participaría en la campaña que la Columna Sagardía desarrolló en la región de La Lora siendo destinado a su tierra aragonesa cuando comenzaba la ofensiva sobre Santander tras 10 meses de mantenimiento de posiciones en los páramos que al norte de Burgos lindan con La Montaña.

El Padre Torrijos expone él mismo porqué es capellán de Falange. La respuesta se la dio el propio José Antonio en persona cuando, en su última visita a Alcañiz y tras oír misa, fue interpelado por el Páter en los siguientes términos: "¡Jefe! ¿Qué necesito para ser capellán de Falange? y José Antonio, con respeto y energía le contestó mientras miraba sus hábitos: "Necesita, Padre, ser un sacerdote humilde, activo y lejos de las comodidades". El Páter inquirió: "¿nada más?", a lo que el Jefe contestó: "nada más. Eso fue Cristo". El Padre no lo dudó un instante y se puso a las órdenes del fundador de la Falange.

El Padre Torrijos recogió en un pequeño libro sus impresiones y vivencias durante la guerra, desde el comienzo hasta el III Año Triunfal, siendo publicado en el Año de la Victoria. Capítulos escritos en Belchite, Codo, Burgos, Cabañas de Ebro, Campino, Población de Arriba, Lorilla y otros lugares donde ejerció su labor de reconfortar a los combatientes, prestarles auxilio espiritual así como a los prisioneros que así lo solicitaban antes de rendir cuentas ante el creador por decísión de la justicia humana.

Del enriquecedor relato destacaré nada más que un capítulo dedicado a un evadido del campo rojo que tras ser interrogado y alimentado se descubrió como creyente y portador de una estampa del Cristo de Limpias. Los falangistas riojanos del campamento quisieron saludar al nuevo camarada que había huído de la Anti España y volvía al seno de la Patria. Emulando la parábola del hijo pródigo, el Páter escribe así:

¡Evadido! Si luchaste contra España de grado o por fuerza, España, tu Patria, tu Madre, te recibe con los brazos abiertos. Tus hermanos, los del frente, también celebran tu llegada. Pero... me estremezco al pensar que, más atrás, en la retaguardia, pudieras encontrar otros hermanos, pocos, que no te reciban bien. Quizás te miren con ojos de envidia, rencor y rabia... Como el hermano mayor de la parábola. Temerán por su "enchufe", por sus ambiciones desordenadas, por sus cargos retribuídos...pensarán que tú, evadido, se les vas a usurpar... y te harán la guerra, quizás te acusarán de rojo, por haber luchado en el ejército marxista; pero esos son los que no paran atención en la figura de Cristo, cuando levantando su brazo y extendiendo su mano sobre las multitudes, perdonaba; esos serán los que no quieren fijarse en la noble actitud del padre del hijo pródigo...que también perdonó.

Cada capítulo lleva una dedicatoria; las hay a Yagüe, Millán Astray, a Don Juan de León, capitán de la 6ª Bandera de Castilla, a D. José Palacios, Padre de la 4ª Compañía del 5º Batallón, a Don Angel Labrador, capellán de Falange en Burgos, a D. Antonio Sagardía Ramos y muchos otros, rematados por la de los Caídos por Dios, por España y el fascismo en defensa de la civilización.

Acabo citando la dedicatoria a nuestro Jefe:

A José Antonio Primo de Rivera:

Que decía:"A las eternas preguntas sobre la vida y la muerte, hay que contestar con la afirmación católica".

Estas palabras de un Jefe, marcan derroteros de gloria.

¡Sigamos por ellos gritando: ¡ARRIBA ESPAÑA!