jueves, 22 de marzo de 2012

EL LEON DE VASCONIA


Pequeña semblanza de aquel genio político y excepcional estratega militar que fue el lehendakari José Antonio Aguirre y Lecube. Elemento del clan de Sabino, se juntó con la hez de la delincuencia frentepopulista, socialistas, anarquistas y comunistas, enemigos de Dios y de la Iglesia por la que juró su cargo. Asumió la Cartera de Guerra, desde la que le cupo el honor de ir de derrota en derrota hasta su cobarde huida hasta Cataluña y el exilio. Cien mil hombres del "Ejército de Euzkadi" a los que falangistas, requetés, soldados españoles e italianos dieron la del pulpo hasta su vergonzosa rendición en Santoña. Por medio, trágicos episodios como la matanza de prisioneros en los buques-prisión y cómicas estampas típicas de "uno de Bilbao" como aquella del "Cinturón de hierro" que devino en cinta de seda. Aquel famoso Consejero de Guerra pasó a la posteridad con el merecidísimo nombre de "Napoleonchu", y es que el gracejo español siempre ha sido una mina.
"NAPOLEONCHU. Remoquete con que se conoció en zona nacional, y luego en todo el mundo, a José Antonio de Aguirre, jefe catolicarra, primer ministro y hasta presidente de Euzkadi, más o menos.
No sé quién lo inventó, pero quien fuese tuvo gracia y oportunidad; yo me atrevo a suponer si no sería Don Aureliano López Becerra, aquel extraordinario periodista cuya pluma levantaba ronchas cuando él quería. Desde luego el mote nació en Bilbao. Lo confirma Miquelarena: "los nacionalistas vascos, en contubernio con la hez de la calle de Las Cortes -sede de la tunanta y el marxismo-, no han podido asfixiar la elegancia de Bilbao; de Bilbao que les despreciaba y se burlaba de ellos con el más fino ingenio, pese a todas las persecuciones. Del Bilbao que llamó "Napoleonchu" a esa anguila de hombre que es Aguirre". Del mismo modo me atrevería a fijar la fecha del nacimiento del mote, por los días de la ofensiva rojoseparatista sobre Villarreal.
Se supo entonces, con pelos y señales, que Aguirre se había hecho con un caballo blanco para entrar en Vitoria montado sobre él, y en sus previsiones estratégicas tampoco faltaron muy precisas disposiciones sobre el menú con el que celebrarían la toma de la capital alavesa sus íntimos colaboradores y su aliado español, general Llano de la Encomienda. Los catolicarras siempre se han perecido por el pantagruelismo, y ya se sabe que su santón originario murió de una indigestión, o a consecuencia de ella, luego del banquetazo que la opresora España le autorizó a darse en la cárcel una Navidad, en compañía de parientes y amigos a los cuales se dejó que entrasen a la celda -¡y qué celda, caballeros!- desde sus domicilios, nada más que porque el mártir no pasase semejante noche solito. Exactamente la misma conducta que sus sucesores observaron, como es público y notorio, con los presos nacionales, igual antes que después de las matanzas de Larrínaga. "Aguirre -según el prodigioso jacinto Miquelarena en el libro Cómo fui ejecutado en Madrid-, dio la señal de avance disparando una pistola, como si aquello fuera un cross-country o La Vuelta Ciclista al País Vasco." Y añade que poco después se decía en la capital vasca:"Ha ganado Aguirre. De todos los que han corrido "de regreso", ninguno ha alcanzado su marca. Es un campeón".
Al tratar de temas militares, concretamente de la operación Alonso Vega para desbaratar el ataque a Villarreal, el General Jorge Vigón alude a "las desmesuradas esperanzas de Aguirre, el presidente del gobierno vasco, de cuyas andanzas ecuestres en aquellos días podrían haberse obtenido recursos cómicos bastantes para asegurar el éxito de una temporada de circo."
A mí me huele que lo del caballo blanco lo copió de Mussolini, por quien es fácil que sintiese admiración, ya que al menos anduvo en gestiones con agentes fascistas, para pedir árnica.
Algunos escribían Aguirrenapoleonchu, todo seguido, y otros preferían llamarle "El Chocolatero", creo que aludiendo a una honorable empresa familiar. Gómez Aparicio recoge el testimonio de que en el colegio y en Deusto era conocido por "Josechu el Tonto", aunque honradamente me siento inclinado a pensar que de tonto no tuvo un pelo, si bien se pasó de listo. Sin embargo fue un mal capitán y un pésimo político, que dispuso de muy buenos soldados, y la prueba es, además de los famosos contrataques que caracterizaron la Campaña de Vizcaya, el excelente resultado que dieron muchos de sus gudaris en las filas nacionales.Poco original, su divisa es antigua y triste: Siamo veneziani, poi cristiani.
Los sitiados de Belchite publicaron un periodiquito que tiraron en multicopista velógrafo. En el primer número daban noticias de la toma de Santander -para impedir la cual se había desencadenado la ofensiva que padecían-, y en la sección de anuncios podía leerse:
"SE DESEA inquilino en Villa Piquío, en Santander, recién restaurada para alojar al chocolatero Aguirre, que renuncia a su veraneo por temor a que los aires nacionales le sienten mal. Dirigirse a Doña Manolita en Valencia. Calle de la Amargura, número 13-"
Cuentan testigos presenciales que Ramón Alfonso, el alacalde de Belchite, se reía a torrentes con el anuncio. Luego moriría como un baturro de 1808, tan terne. Uno siente cierta gratitud hacia Napoleonchu, que alegró las últimas horas del regidor aragonés."
El maestro García Serrano vuelve a dar en el clavo.

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