jueves, 1 de diciembre de 2011

LA REPUBLICA EN EL EXTERIOR. ESPAÑA SIN PRESTIGIO (1)



En la II República España "está completamente desacreditada por la ineptitud de sus hombres, la crasa ignorancia de sus turbas y la barbarie de sus procedimientos".


La manía izquierdista de ir "colocando" a sus huestes sin contar con su capacidad o preparación es endémica; los Pajines, Aídos, Jáureguis o Blancos no son cosecha nueva, algunos más instruídos que ellos pero igual de incompetentes en la materia, les precedieron.


Las relaciones exteriores de la República comenzaron con sainete y causaron la hilaridad de las cancillerías extranjeras; no podía ser de otro modo cuando el aupado al Ministerio de Estado no era otro que don Alejandro Lerroux que sabía de asuntos diplomáticos lo mismo que de física nuclear.


"Comenzó por designar embajadores y ministros plenipotenciarios a una serie de escritorzuelos famélicos reclutados en casas de huéspedes de cuatro pesetas. Los periódicos sobornados por la República salieron diciendo que esto era una maravilla y que "ahora comenzaba nuestro prestigio en el extranjero". El prestigio se inició cuando en la Gaceta aparecieron los nombres de los famélicos favorecidos, designados para sus respectivos cargos antes de recibir el placet o agreement de las naciones interesadas. Esta grosera incorrección diplomática causó hilaridad y burla en las potencias europeas, alguna de las cuales, como el Vaticano, se vio precisada a rechazar al embajador nombrado, Luis Zulueta, antiguo diputado cunero con los votos de la Monarquía, enchufista por vía pedagógica, y masón, por añadidura. La repulsa estuvo muy en su punto, porque un masón, enemigo del catolicismo, no puede ni debe ser admitido a libre plática por el Papa, Jefe Supremo de la Iglesia Católica. El único mérito de Zulueta para el cargo cerca del Vaticano es de orden físico: tiene un marcado tipo de sacristán de sainete y una voz melíflua, de infantillo de coro, que le hacen merecedor de una prebenda en cualquier sufragánea. pero como estos tipos abundan en todas partes, no era necesario que la llamada República española enviara a Roma uno más.


La embajada de Berlín fue ocupada por Américo Castro, uno de los hombres más cursis, relamidos y pedantes, que han salido de ese vivero de parásitos estatales que se llama Institución Libre de Enseñanza. Su actuación, aunque constantemente bombeada por la prensa mercenaria, fue tan desgraciadísima que a los pocos meses de disfrutar la nómina tuvieron que devolverlo a España porque no servía para nada.


Su vacante fue ocupada por un tal Luis Araquistáin, redactor de un diario jabalí. La historia diplomática del nuevo embajador es realmente ejemplar. Conocí a este sujeto en Méjico, hace unos cuantos años, y la misión que allí le llevó no puede ser más clásica en las buenas costumbres internacionales. Harto de pasar hambre en España, porque sus pésimos libros no se vendían, ni sus artículos plúmbeos se pagaban, atravesó el Océano cayendo en Méjico como un afilado sable en forma de agente comercial del diario madrileño El Sol, dispuesto a descargartajos y mandobles contra el peculio de los mejicanos" con la iniciativa de un homenaje


Resumiendo la labor del fulano en Méjico resaltar que se dedicó a dorar la píldora al General semi analfabeto que por aquel tiempo tiranizaba el país azteca, Plutarco Calles. Ello le supuso una buena suma de pesos en la que no colaboró la colonia española que rechazó los servicios del pelota relamido que se ofrecía para dar conferencias.


En definitiva, "este recaudador trashumante, este sablista de dos mundos, que afiló el arma hasta hundirla en la bolsa del Presidente de Méjico, es lo único que la República enchufista ha podido encontrar para hacerse representar en Alemania. Si esto no es prestigio ante el extranjero, que venga Don Niceto y lo vea.


Pero la familia anda de suerte, exprimiendo la ignoranica lucrativa de la República. Un cuñado de Araquistáin, Alvarez del Vayo, redactor de otro diario sobornado y jabalí, fue designado para la embajada de Méjico. ¡Continúa el prestigio diplomático! Este individuo, con menos luces que un candil, está poniendo en ridículo a España con la iniciativa de un homenaje a Calles. ¡naturalmente! ¡Ha llegado la hora de corresponder a las pesetas que le sableó su cuñado Araquistáin!"


Destaquemos que Calles se caracterizó por la cruel persecución a los españoles, tanto sus haciendas como sus vidas.


En la siguiente ocasión nos detendremos en la representación española en Italia e Inglaterra, o la superación de la estupidez.

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