martes, 24 de septiembre de 2013

ITALIANOS, ESPAÑOLES, MONTAÑESES...

El martes 28 de marzo de 1939 el entonces ministro de Gobernación, Prensa y Propaganda, Serrano Súñer dio a conocer a través de las ondas la entrada de las tropas nacionales en Madrid. Hizo una pormenorizada relación de las distintas unidades que hicieron posible dicha caída estando entre ellas el Cuerpo de Tropas Voluntarias al mando del General Gambara formadas por las divisiones del Littorio y las Mixtas de Flechas Negras, Verdes y Azules. “Porque quisimos la victoria o la muerte, hemos logrado la primera, y Madrid proclamado “tumba del fascismo”, con la estúpida fanfarronería de unos charlatanes, será, sí, para nosotros, todo él, tierra sagrada, porque es como un templo que cobija las cenizas de nuestros mártires, tumba gloriosa de “fascistas” gloriosos, en la que la historia escribirá un epitafio de áurea leyenda. Aquel puñado de escogidos soldados, las mejores tropas del mundo, que plantó cara a las brigadas formadas por la flor y nata del hampa internacional y por los rebaños obedientes a la cayada de Rusia, supo responder con esforzado heroísmo al reto fácil y jactancioso del “no pasarán.” El 11 de mayo de 1939, Logroño fue escenario de una jornada de fraternidad italoespañola con diversos actos de homenaje y como motivo de despedida a os legionarios italianos. Nuevamente el Ministro de Gobernación es el encargado, junto al General Gambara, el embajador italiano y diversas autoridades civiles, militares y eclesiásticas, de poner el colofón a la histórica jornada. La jornada comenzó con una misa de campaña a la que siguió un brillante desfile militar y posteriormente una recepción en el Círculo Logroñés. Tras la comida el ministro pronunció un vibrante discurso donde destacó la lucha de las dos naciones hermanas contra el comunismo por la defensa de la civilización occidental y cristiana. Además del orgullo de pertenecer a un tronco común a través de la historia, Serrano expresó “...estas tierras vieron guardar a través de los siglos, las cenizas de los militares romanos, y ellas, que saben de nuestro esfuerzo y del vuestro, otra vez se han removido para sepultar los despojos de los legionarios de Italia, caídos por la Causa de España. Y en estas tierras que a la vez, sepultan los cuerpos de nuestros hermanos, como raíz común inconmovible, hincaremos en tierra el monumento a la lealtad, a la fidelidad de esta amistad italoespañola, sellada con la sangre de los mejores hijos de España y de Italia...” El 19 de mayo de 1939, las fuerzas italianas que quedan en España toman parte en el Desfile de la Victoria. Tropas de las Divisiones antes citadas, junto a guiones de la Aviación Legionaria, de antitanques, radio, antiaéreas, artillería, Sanidad, Ciclistas, ametralladoras, carros, Transmisiones, Montoneros, Caballería y cerrando la Banda del Real Cuerpo de Carabineros. Con fecha 1 de junio de 1939 parten de España los últimos legionarios italianos. De Cádiz partió a la una y cuarto el Lombardía con las últimas fuerzas a bordo, mientras a las cinco y media lo hacía el Duque de Aosta con el Ministro Serrano y varias autoridades con destino a Nápoles desde donde se dirigirían a Roma para participar en el desfile programado como recibimiento a los voluntarios. En Zaragoza, en la tarde del día 1 los legionarios rindieron un homenaje a sus Caídos en el cementerio de Torrero presididos por el General Jefe de la aviación Adriano Monti, los coroneles Lannofame Appignani y el Cónsul, Sr. Piccio así como autoridades y mandos nacionales. Tras la ceremonia religiosa se pasó a los discursos y a la firma en el libro de oro de la ciudad. En Soria, el día anterior, se desarrolló otro homenaje en memoria de los Caídos italianos a la altura del kilómetro 105 de la carretera general de Zaragoza, por iniciativa del Presidente de la Diputación Provincial de dicha provincia y del de Guadalajara, en memoria de los allí caídos. En el cementerio que se construyó para dar eterno descanso a aquellos camaradas que vertieron su sangre por España se celebró el correspondiente acto religioso y después se glosó la gesta de aquellos hombres que murieron en defensa de la civilización, lanzando el Presidente de la Diputación de Soria la propuesta de que quedasen en aquel cementerio y por tanto en España los restos de aquellos hombres, propuesta que el representante de la Embajada Italiana prometió hacer llegar a su gobierno. El 26 de junio el General Sandro Piazzoni, organizador de la División de Flechas Negras, visitó Barcelona donde, entre otros actos, depositó una corona con la bandera italiana en la cripta de los Caídos en el edificio de la Jefatura Provincial de Falange. Durante los actos del 6 de junio en Roma, Serrano Súñer se refirió a los cuatro mil italianos que quedaron en España para siempre y avanzó que durante la visita del Ministro de Asuntos Extranjeros, Galeazzo Ciano, en fecha próxima, éste inauguraría un monumento levantado en tierras cántabras a los legionarios caídos en la toma del puerto del Escudo en combate contra el comunismo marxista, “...Y en nuestra tierra mordió el polvo la horda roja. En nuestras filas formaron soldados de Roma, cuya siembra secular defendían bayonetas de Franco. Esta es la verdad”. Al finalizar la primera semana de julio comienzan los preparativos en Burgos y Barcelona para recibir al jefe de la Diplomacia italiana; el día 7 llegó a la ciudad condal el Conde Thaon de Revel, vicepresidente del Fascio en el extranjero, para ultimar los detalles de la estancia de Ciano en Barcelona. Tarragona también se prepara para la visita de tan ilustre visitante que culminará con la reposición de la estatua de César Augusto en el Museo Arqueológico. A su vez se acondiciona un templete ante el Arco de Bará donde se instalaría una lámpara votiva en memoria de los italianos muertos en la Cruzada. Por su parte el General Gambara llegó a Santander ese mismo día para recorrer los lugares donde combatieron sus hombres durante la Campaña en esta tierra. El ya agregado militar de la Embajada de Italia ante el Generalísimo visitó los cementerios donde hasta esa fecha descansaban los restos de los legionarios del C.T.V. Terminó su periplo visitando el monumento que en la cima del Escudo perpetuaría la memoria de aquellos hombres que ya no volverían a su tierra. La prensa de la época describía el monumento como “un colosal osario, de forma piramidal, donde han de quedar encerrados en su día, los restos de los 400 legionarios italianos enterrados en distintos cementerios de esta provincia y que cayeron en la conquista de Santander. La puerta está formada por una enorme “M”, inicial del apellido del Duce, y dentro, cerrada por una magnífica Cruz de hierro, que sirve de cancela. En el interior hay tantos nichos pequeños como restos de legionarios caídos se guardan en ellos. Las paredes, severamente trazadas, contienen por tres veces la palabra “Presente””.
Y Ciano llegó a España. Dejaremos su Periplo por tierras catalanas y nos centraremos en su visita a Santander. Ciano llegó a la capital de La Montaña sobre las nueve de la mañana a bordo del crucero Almirante Cervera, escoltado por los destructores C.R.8 y Jorge Juan. A pesar de ser un día lluvioso Santander se engalanó para recibir al ilustre visitante que llegó al desembarcadero de la Junta de obras del Puerto en una gasolinera junto a su séquito. Los santanderinos agasajaron al Ministro italiano y tras la interpretación de los himnos nacionales italiano y español una compañía del Regimiento de Argel rindió honores. Ciano, rodeado por los santanderinos, que rompieron el cordón de fuerzas que rodeaban al enviado del Duce, avanzó hasta el Paseo de Pereda donde tomó un vehículo junto al Ministro de la gobernación, Serrano Súñer, el Gobernador Civil, Marqués de la Eliseda y el Alcalde, Emilio Pino, y se dirigió hasta el Puerto del Escudo, seguido por una caravana de unos cien vehículos. Numeroso público ocupó los márgenes de la carretera que une la capital con el lugar donde se erigía el monumento donde descansarían eternamente los legionarios italianos que generosamente derramaron su sangre por la libertad de España. En Puente Viesgo, Ontaneda, Corvera y Luena se erigieron arcos triunfales para saludar el paso del representante del país hermano. En Entrambasmestas, la comitiva se detuvo en el cementerio que daba sepultura a muchos de los bravos italianos caídos en la Liberación de Santander para elevar una plegaria por sus almas. Después se llegó al Puerto del Escudo, llave de la defensa de la provincia que las unidades italianas hicieron saltar para en apenas tres días culminar la victoria total.
Eran las once menos cinco cuando la comitiva llega al monumento funerario erigido en lo alto de la montaña para acoger a todos los “caduti” y allí ya esperaba el General Gambara. El monumento de piedra con forma de pirámide escalonada era obra de artistas italianos y representaba las distintas cotas del puerto. Allí esperaban las autoridades locales y muchachas ataviadas con el traje típico regional montañés. Ciano recibió explicaciones y detalles del monumento por parte del capellán Bazianini, monumento que sería inaugurado el día 26 de agosto, fecha de la Liberación de Santander.
A continuación, Ciano se dirigió a Corconte, donde estaba el mayor cementerio italiano en la provincia, y depositó una gran corona de laurel con la inscripción El ministro de Asuntos Exteriores de Italia a los legionarios caídos. En el trayecto se habían unido a la comitiva el Gobernador Civil de Burgos junto al jefe de la Guardia Civil y el Secretario de Orden Público. Ya en el balneario de la localidad le esperaban el alcalde, el presidente de la Diputación, el jefe Provincial de Falange Tradicionalista y de las JONS, organizaciones del Movimiento, autoridades locales, doscientos camisas negras de ambos sexos de los fascios de Vigo, Bilbao, San Sebastián y Santander y numeroso público, siendo nuevamente interpretados los respectivos himnos nacionales. Allí se incorporaron elMinistro de Defensa Nacional, Se rezó un responso a cargo del capellán del CTV, que todos siguieron arrodillados, finalizando el acto con la revista a las tropas que rindieron honores.-
Aún hubo tiempo de acercarse a Cilleruelo de Bricia para rendir homenaje a los soldados caídos en la defensa de Burgos en aquel sector ante el monumento levantado en el páramo, obra de los arquitectos Olasagasti y Olano al mando de las Compañías 14 y 16 del Sexto Batallón de Ingenieros Zapadores y construido por Altuna, que representa una Victoria colosal con las alas plegadas y con inscripciones alusivas a las unidades integrantes de la División 62 que mandó Sagardía sobre mármol blanco y negro. Los muertos de la División allí enterrados recibieron el homenaje de Ciano y sus acompañantes y el responso del Padre Ormaechea, capellán de las unidades que defendieron aquel sector, una de las cuales, la 1ª Bandera de Falange de Palencia, ha sido referida en reciente entrada. De regreso a Corconte, el tiempo justo para comer y vuelta a Santander a donde llega a las tres de la tarde entre nuevas aclamaciones y tras una breve estancia en el Club Náutico embarcó de nuevo en el Almirante Cervera con destino San Sebastián escoltado esta vez por los destructores Gravina y Jorge Juan, partiendo a las cuatro y media acompañado entre otros por el General Dávila, el Almirante Moreu, los Generales Sagardía, López Pinto y Juan Bautista Sánchez, el Cónsul General de Italia en España y los consejeros del Partido Nacional Fascista, Ravel y Basile así como el General Gambara. En San Sebastián sería agasajado por el Caudillo que le impondría el Gran Collar de la Orden Imperial de Flechas Rojas; pero esa es ya otra historia. En agosto de 1939 se cumple el segundo aniversario de la Liberación de Santander y es una jornada festiva en un día magnífico. A las diez y media de la mañana se izó en el Ayuntamiento la enseña nacional, la misma que ondeaba en el consistorio cuando entraron las tropas libertadoras. A estos actos acudió como representante del Generalísimo el General Moscardó así como otros destacados militares, como El Teniente General Dávila, el Almirante Cervera o los generales Solchaga, Camilo Alonso Vega, Martín Moreno y Bautista Sánchez. También acudió una representación italiana encabezada por el Coronel Zacco. Desde el balcón de la casa consistorial dirige unas palabras a la muchedumbre el Alcalde de la ciudad, seguido por el General Dávila, conductor de las tropas que entraron en la ciudad dos años antes, que elogió a los ejércitos españoles y a su Capitán General, el Caudillo Francisco Franco e instó a todos a defender la paz y trabajar sin descanso por el engrandecimiento de la Patria. A continuación se celebra una misa de campaña en la Avenida de las Farolas situándose frente al altar los guiones de los Tercios de San Miguel y Mola, el de la 1ª Bandera de Falange de Palencia y el de mando de la 5ª de Navarra. Allí formarán las fuerzas que figurarán en el desfile, los caballeros mutilados, los heridos, enfermeras y Secciones Femeninas de Falange de Santander y Torrelavega. Tras el acto religioso se imponen condecoraciones, la Laureada al Teniente Coronel Rafael Montero Bosch, impuesta por el General Moscardó y varias Medallas Militares Individuales y Colectivas, entre las que destacan la del Cuarto Batallón de FET y de las JONS del Tercio de Mola o a la 1ª Bandera de Palencia. Finalizado el acto con el desfile de unos 2500 efectivos las autoridades civiles y militares se trasladaron al monumento situado en el Alto Miranda, al comienzo del Paseo del General Dávila, conmemorativo de la Liberación de Santander donde el Alcalde dirigió unas palabras y Fidel Dávila mostró su agradecimiento, tomando la palabra finalmente el Ministro de Obras Públicas, Alfonso Peña Boeuf, que recordó los trágicos sucesos acaecidos en La Montaña durante la dominación roja así como la voluntad de construir donde aquellos destruyeron pidiendo colaboración para la reconstrucción del país y de su economía. Desde Miranda la comitiva se dirigió hasta la cercana Plaza de Italia donde se inauguró un monumento en memoria de las Heroicas legiones Italianas. El Alcalde destacó la colaboración prestada por nuestros hermanos de Italia y ofreció el monumento en memoria de su imperecedero recuerdo. El Coronel Zacco, emocionado, destacó la fraternidad surgida entre españoles e italianos en su lucha contra el comunismo y se mostró agradecido con el Ayuntamiento por el recuerdo ofrecido a sus Caídos.