Palabras de Ramiro e Maeztu a tres sacerdotes que le despiden en Buenos Aires al finalizar su misión diplomática en Argentina:
"Yo no sé lo que pasará en mi patria. Recen ustedes por vuestra parte; yo rezaré por la mía. Lo que pido a Dios es que si vieran mis ojos que iba a cerrarse la iglesia a la que acudo, y si escuchase que se imponía a mi hijo el ateísmo, que me dé fuerzas para oponerme y que me conceda no una muerte heróica, sino una muerte decente".
En otra ocasión sentenció:
"Hemos de reivindicar nuestro honor ante el mundo, principalmente ante los pueblos de nuestro idioma, que están deseando poder enorgullecerse de España... Los que libertaron a Barrabás y no a Jesucristo, obedecieron los mandatos del sufragio universal".
Ramiro de Maeztu no tuvo una muerte heróica pero sí decente. Los descendientes de sus asesinos siguen esforzados en cerrar las iglesias a las que acudimos e imponer el ateísmo en nuestros hijos. Son los mismos que volverían, mediante sufragio universal, a condenar a Jesucristo libertando a Barrabás. Conformémonos también con una muerte decente...
Ramiro de Maeztu murió fusilado en Aravaca junto a Ramiro Ledesma. Descasen en paz los dos.
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