El domingo 27 se cumplieron 73 años de los luctuosos sucesos acaecidos en el puerto de Santander a bordo del barco- prisión Alfonso Pérez, donde más de 160 presos por el delito de ser monárquicos, derechistas, requetés, falangistas, militares o religiosos, resultaron asesinados en una sola jornada. Este hecho por sí solo ya serviría para condenar a la II República y sus defensores, de entonces y de ahora, a las letrinas de la historia; esta tropelía llevada a cabo por aquellos singulares energúmenos defensores de la libertad y la democracia, inspirados, jaleados y consentidos por las "Autoridades legítimas".
Tras un bombardeo de la aviación nacional el barco es tomado por lo peor de la chusma que atormentaba a la gente de bien en Santander. De los tiros y bombas de mano indiscriminados en las bodegas se paso a la selección de los objetivos, a los que se hacía subir a cubierta para recibir los disparos al aire libre entre el regocijo y las "gracias" de aquellos animales sin escrúpulos. De las llamadas nominales se pasó a la elección accidental, por tener cara de cura, por vivir en determinado sitio o, sobre todo, por tener bigote, adorno que para ellos era típicamente fascista. Allí entregaron su vida por España los tres hermanos Cossío Escalante, José Luís Martín García de Castro, José María Corbín, César González Tejerina, Vicente Vallejo, el Teniente Coronel López Muñiz, el Padre Manuel Navarro, Jesús Arias Corcho, Jesús Acha, Jesús Dañobeitia, José Iruretagoyena y un largo rosario de nombres cuyos restos están hoy enterrados en la Capilla del Cristo de la Catedral de Santander.
El relato más detallado de todos aquellos acontecimientos es el contendio en la obra A bordo del Alfonso Pérez de Ramón Bustamante Quijano, cautivo en la checa del Ayuntamiento, Alfonso Pérez y Penal del Dueso, de donde fue liberado por las tropas nacionales. El libro es hoy por hoy prácticamente imposible de encontrar. Su dedicatoria dice:
A mi tía María de Escalante y de
la Colina, viuda de Cossío, en
memoria de sus hijos Fernando,
Eduardo y Pepe, que murieron por
la Causa de Dios y de España,
con la entereza de los mártires y
la arrogancia de los caballeros.
R.B.Q.
Hay que ver el follón que nos han montado con el tema de Lorca cuando no había nada, y con estas cosas que hay pruebas mucho mas convincentes no ponen el grito en el cielo.
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