Nada que ver el carácter de los rojos de hoy con aquellos de ayer a los que la España Nacional dio la del pulpo durante tres años que sirvieron para mantenerles a distancia otros treinta y nueve. El rojo de hoy es partidario de la inversión, no la económica pues en el fondo están a favor de la desinversión del caìtal ajeno, sino de la inversión sexual, de manera que no hay acto de invertidos que no cuente con sus banderas republicanas y rojas con la hoz y el martillo. Esto no siempre fue así y hasta antes de ayer el amanerado no tenía buena prensa entre los defensores de la libertad y la democracia que no dudaban en ponerle en su sitio. Basta ver como les tratan en el paraíso comunista cubano para ver que en las obras de Marx o Lenin no se le daban parabienes a los comportamientos aberrantes.
Con los toros pasa lo mismo. el rojo pseudorevolucionario, no el del PSOE, es ahora furibundamente antitaurino. Ellos pretenden que por aquello de los derechos de los animales y la tortura y otras memeces, pero simplemente es por su carácter antiespañol que aborrecen cualquier manifestación que pueda ser considerada como española. Pero, no siempre fue así y en tiempos de la gloriosa República revolucionaria el rojerío gozaba de la fiesta como los que más y no dudaban en organizar festejos benéficos a favor de los milicianos del frente o de los de retaguardia, que para el caso...
A continuación reproduzco un artículo aparecido en prensa el 22 de septiembre de 1936 en las páginas del incautado ABC, cuyo valor radica más en el estilo del autor que firma como "C. y O." que en su valor tauromáquico, pero qué narices, un rojo gracioso siempre será un español gracioso y la gracia es ya un bien escaso.
El "suceso" del domingo en las arenas carabancheleras
En los alrededores de Madrid (ruedo taurino de Vista Alegre) fallecieron anteayer seis novillos-toros de la ganadería colmenareña de Martínez. Las investigaciones escrupulosamente practicadas por el crítico taurino que suscribe, con la colaboración de cientos de milicianos que se personaron en el lugar del suceso, han dado por resultado la exacta averigüación de los hombres que causaron esas seis víctimas: hombres toreros que responden a las respectivas filiaciones de Manuel Jiménez "Chicuelo", Antonio Sánchez, Manuel del Pozo (Rayito), Eladio Amorós, Alfonso Gómez (Finito de Valladolid) y el Miliciano Desconocido, todos los cuales pelearon como un Galán o un Mangada de la fiesta de Cúchares.
El fallecimiento de los bovinos, ¿fue de muerte natural? No. Fue una muerte violenta, no producida por arma de fuego sino por estoque. ¿Fue un asesinato impune trazado por la traición y protegido por la obscuridad? Tampoco. Fue una lucha cara a cara y a la luz del día, a pleno sol y ante una gran muchedumbre espectadora de la hazaña: seis hombres para seis toros, que antes de sucumbir, pudieron, con sus afilados pitones, haberse llevado por delante a los sies hombres y aún a algunos más de sus mesnadas. Por su parte, y así como la carne de hombre no está "absolutamente" demostrado que sea un bocado exquisito, la de toro, sí. De suerte que, "fallecidos" los seis bichos de Martínez. seiscientos hombres y mujeres, luchadores por la República en la vanguardia y en la retaguardia, se habrán puesto como "el chiquillo del esquilador", y de ello habrá tenido gran cuidado el Socorro Rojo Internacional, afortunado organizador del táurico y benéfico combate en las arenas carabancheleras, y al que felicito, como así también a los luchadores de traje de luces, a los milicianos y milicianas que ofrecieron su dinero y su entusiasmo por la patriótica idea y aún a los seis toros fallecidos, ya que entregaron sus armas y sus solomillos en holocausto de un torneo viril y de una inicitiva harto plausible.
Ese mismo día, otros rojos, los ferroviarios, organizaron otro festival taurino a beneficio de las Milicias Populares en Ciudad Real con lidia dirigida por "El Niño de Oro".
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