martes, 17 de abril de 2012

LA REALIDAD EN NUMEROS. EL PSOE, PARTIDO CRIMINAL


Tiempo habrá de seguir refiriendo las bondades y habilidades rojas en general y de los socialistas en particular; hasta entonces unas pocas cifras que reflejan el quehacer de estos lobos disfrazados de cordero, pese a lo que se les puede ver la patita por debajo, sin olvidar esa inclinación inevitable a tirar al monte que no pueden evitar.
Al comenzar la Guerra Civil, o mejor dicho, hasta el 17 de julio de 1936, la Falange había sufrido en sus carnes la persecución sin tregua por parte de la chusma roja, que siempre tuvo claro que serían los muchachos de la camisa azul los que supondrían el mayor obstáculo en su camino hacia la destrucción de la República en aras de la dictadura soviética a la que aspiraban. Se contabilizaron 103 asesinados en ese período, en buen número de ocasiones por la espalda o a cargo de auténticas hordas. Jóvenes asesinados a traición por facinerosos pertenecientes al PSOE, las Juventudes Socialistas, el Partido Comunista o la CNT; los mismos que ahora cacarean sobre libertad y democracia dejando ambos términos vacíos de contenido y llenos de auténtica pus. Su pecado, vender la prensa falangista, creer en un futuro mejor para España y los españoles, creer en una verdadera justicia social.
Como se indicó en otro artículo anterior, sólo tras la muerte y profanación de Juan Cuéllar comenzó Falange a vengar los asesinatos de sus miembros, cosa que siempre disgustó a José Antonio, que comprendió, sin embargo, que no podía continuar enterrando muchachos sin más esperanza que la de ir cayendo uno a uno hasta el exterminio.
Pues bien, como es constatable a través de testigos directos y de la prensa de la época, de los caídos, un 23% no se conoce su profesión; otro 23% eran estudiantes, jóvenes por tanto; el 7% eran albañiles; el 4%, mineros; el 6%. obreros y un goteo hasta el infinito de distintas profesiones y ocupaciones donde brillaban por su ausencia los "señoritos".
De los 103 asesinados, 43 lo fueron por socialistas; 17 por comunistas; 9 por anarquistas; 5 por grupos de socialistas y comunistas; 4 por las fuerzas del orden; 4 durante la Revolución de Octubre; 3 por militantes del Partido Federal, quedando 18 más sin determinar. Por tanto los pistoleros del PSOE y sus juventudes ocasionaron, con seguridad, más del 50% de aquellas muertes, sobre todo en los años 1934, 1935 y, sobre todo, en 1936, donde el gobierno frentepopulista consintió y amparó estos crímenes e indultó a los presos por los cometidos con anterioridad. Ya sabemos que a los socialistas les encanta eso de los indultos según a quién se le aplique.
A destacar que el 26% de los asesinados lo fueron en Madrid, el 10,6 % en Sevilla; el 7,7 en Cantabria; el 6,7& en Asturias; el 4,8 en Ciudad Real; diseminándose el resto por muchas otras provincias.
Los falangistas caerían por miles en la guerra, en el frente y en la retaguardia; también caerían tras la Victoria por la acción de terroristas infiltrados en ciudades y pueblos y, por último, también bajo el régimen actual donde otros socialistas, las ratas de la ETA, continuaron con la tarea del tiro en la nuca que sus predecesores del PSOE y del PCE tanto perfeccionaron.
Los datos han sido tomados de la obra De cada cuatro cayeron tres, de Cristóbal Córdoba, editado por Ediciones Barbarroja, que no puedo dejar de recomendar.

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